lunes, 10 de noviembre de 2008

Coloquio


Ceremonia de inauguración: Coloquio y Feria del Libro.

Mesa inaugural

Auditorio de Humanidades
12.00 m Dr. Marco Martos
Sr. José Miguel Vidal
Presentación del libro Bombardero de César Gutiérrez en el Café Cultural de
EEGGLL
2.00 pm César Gutiérrez

MESA 1: Mario Vargas Llosa.

Auditorio del Departamento de Humanidades.
3.00 pm 1. Réquiem para dos hombres jodidos: la mediocridad como elección
emancipadora en Santiago Zavala de Conversación en la Catedral y Ricardo
Somocurcio de Travesuras de la niña mala (Bruno Nassi)
2. El discurso del subalterno y sus efectos en la construcción del “yo” del héroe
en la Bildungsroman. (Javier Suarez)
3. Construcción de los personajes históricos en El Paraíso en la otra esquina
(Gabriel Messeth)
Moderador:

MESA 2 Poesía Iberoamericana Contemporánea.

Auditorio del Departamento de Humanidades.
5.00 pm 1. “Habitó entre nosotros”: tensión humana y divina en Jesucristo de José
Watanabe. (Magdalena Zegarra)
2. La mujer, el mar y nadie: recurrencias del yo poético en “Retratos de un
caído resplandor” de Carlos López Degregori. (Mario Zegarra)
3. El Exilio en el lenguaje: el camino hacia el poema. “La voz a ti debida” como
ontología. (Gracia Angulo)
Moderador:


MESA 3 Mesa magistral de teoría literaria contemporánea.

Auditorio del Departamento de Humanidades.
7.00 pm Dr. Marcos Mondoñedo
Dr. Mario Montalbetti “Aberraciones significantes”
Dr. Juan Carlos Ubilluz
Moderador: Sr. Emmanuel Velayos







miércoles, 5 de noviembre de 2008

Testimonio; siguiendo con la respuesta.

Flaubert "carta a leroyer de chantepie". -1857


Usted dice que presto demasiada atención a la forma. ¡Ay de mí! Es como cuerpo y alma: la forma y el contenido son una sola cosa para mí; no sé que es lo uno sin el otro. Cuánta más aguda sea la idea, esté segura de ello, más aguda sonará la frase. La exactitud del pensamiento contribuye (y es la misma) a la de la palabra.
Si ahora no puedo componer nada, si todo lo que escribo está vacío e insípido, es porque no me estremezco con las emociones de mis principales personales … “Si tienes fe moverás montañas” es también el principio de todo lo que es bello. Puede traducirse de forma más prosaica: “Si sabes exactamente lo que quieres decir, lo dirás bien.”

domingo, 2 de noviembre de 2008

Aclaración...

El nombre de "periferia" en mi bloger tienen que entenderlo, no como algo que está en torno de un espacio, de acuerdo con la actual crítica y comentarios, sobre la literatura peruana. Se podría pensar que este blog está fuera del canon oficial.
En él, se acepta todo tipo de poesía, narrativa, crítica y opiniones que muestren al lector el fuego demoníaco de la pulsación del autor. Lo demás, no es más que basura bien aderezada en seudos talleres literarios bien aceitados.
Estar en la periferia de lo oficial no es más que un pecado moral que merece, no el infierno, sino el cielo, que debería ser pasión ardiente y no un lugar aburrido y tedioso poblado de esas gentes que no conocieron el placer, el odio, la amistad, la traición, la verdad, etc.
Ahí, a pesar de las admoniciones del papa o del cardenal, prefiero ser yo.

viernes, 31 de octubre de 2008

ASUNTO

Testimonio

Lo mejor es que no haya historia ninguna

Gustave Flaubert, carta a Louise Colet

... lo que me gustaría hacer sería escribir un libro que no tratara de nada. Un libro que no hiciera referencia a nada, que estuviera fuera de él mismo, que se sustentara por sí mismo, por la fuerza interior de su estilo. Igual que la tierra se mantiene en el espacio, sin apoyo ninguno. Un libro que apenas tuviera tema o, por lo menos, que este fuera escasamente perceptible, si ello fuera posible. Los mejores libros son los que tiene menos asunto.
... no hay temas buenos ni malos, y se podía casi establecer como axioma que, desde el punto de vista del arte puro, no existen en absoluto, siendo sólo el estilo el medio único de ver las cosas.

miércoles, 29 de octubre de 2008

TEXTO DE ALEJO CARPENTIER

Los adjetivos son las arrugas del estilo. Cuando se inscriben en la poesía, en la prosa, de modo natural, sin acudir al llamado de una costumbre, regresan a su universal depósito sin haber dejado mayores huellas en una página. Pero cuando se les hace volver a menudo, cuando se les confiere una importancia particular, cuando se les otorga dignidades y categorías, se hacen arrugas, arrugas que se ahondan cada vez más, hasta hacerse surcos anunciadores de decrepitud, para el estilo que los carga. Porque las ideas nunca envejecen, cuando son ideas verdaderas. Tampoco los sustantivos. Cuando el Dios del Génesis luego de poner luminarias en la haz del abismo, procede a la división de las aguas, este acto de dividir las aguas se hace imagen grandiosa mediante palabras concretas, que conservan todo su potencial poético desde que fueran pronunciadas por vez primera. Cuando Jeremías dice que ni puede el etíope mudar de piel, ni perder sus manchas el leopardo, acuña una de esas expresiones poético-proverbiales destinadas a viajar a través del tiempo, conservando la elocuencia de una idea concreta, servida por palabras concretas. Así el refrán, frase que expone una esencia de sabiduría popular de experiencia colectiva, elimina casi siempre el adjetivo de sus cláusulas: "Dime con quién andas...", " Tanto va el cántaro a la fuente...", " El muerto al hoyo...", etc. Y es que, por instinto, quienes elaboran una materia verbal destinada a perdurar, desconfían del adjetivo, porque cada época tiene sus adjetivos perecederos, como tiene sus modas, sus faldas largas o cortas, sus chistes o leontinas.
El romanticismo, cuyos poetas amaban la desesperación -sincera o fingida- tuvo un riquísimo arsenal de adjetivos sugerentes, de cuanto fuera lúgubre, melancólico, sollozante, tormentoso, ululante, desolado, sombrío, medieval, crepuscular y funerario. Los simbolistas reunieron adjetivos evanescentes, grisáceos, aneblados, difusos, remotos, opalescentes, en tanto que los modernistas latinoamericanos los tuvieron helénicos, marmóreos, versallescos, ebúrneos, panidas, faunescos, samaritanos, pausados en sus giros, sollozantes en sus violonchelos, áureos en sus albas: de color absintio cuando de nepentes se trataba, mientras leve y aleve se mostraba el ala del leve abanico. Al principio de este siglo, cuando el ocultismo se puso de moda en París, Sar Paladán llenaba sus novelas de adjetivos que sugirieran lo mágico, lo caldeo, lo estelar y astral. Anatole France, en sus vidas de santos, usaba muy hábilmente la adjetivación de Jacobo de la Vorágine para darse "un tono de época". Los surrealistas fueron geniales en hallar y remozar cuanto adjetivo pudiera prestarse a especulaciones poéticas sobre lo fantasmal, alucinante, misterioso, delirante, fortuito, convulsivo y onírico. En cuanto a los existencialistas de segunda mano, prefieren los purulentos e irritantes.
Así, los adjetivos se transforman, al cabo de muy poco tiempo, en el academismo de una tendencia literaria, de una generación. Tras de los inventores reales de una expresión, aparecen los que sólo captaron de ella las técnicas de matizar, colorear y sugerir: la tintorería del oficio. Y cuando hoy decimos que el estilo de tal autor de ayer nos resulta insoportable, no nos referimos al fondo, sino a los oropeles, lutos, amaneramientos y orfebrerías, de la adjetivación.
Y la verdad es que todos los grandes estilos se caracterizan por una suma parquedad en el uso del adjetivo. Y cuando se valen de él, usan los adjetivos más concretos, simples, directos, definidores de calidad, consistencia, estado, materia y ánimo, tan preferidos por quienes redactaron la Biblia, como por quien escribió el Quijote
.

lunes, 3 de septiembre de 2007

PRIMERA LECCION DE SU TALLER, POR OSWALDO REYNOSO

Receta para cocinar una novela con premio

Primero: Aprenda de memoria las modernas técnicas aprobadas por los jurados de los premios convocados por las transnacionales del libro.

Segundo: Lea en volandas un resumen del Informe de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación.

Tercero: Escoja el testimonio más crudo de los años de la guerra popular.

Cuarto: Haga un sondeo sobre la preferencia de los lectores encadenados al mercado de consumo de novelitas de pasajera diversión.

Quinto: De acuerdo con los resultados del sondeo usted puede escoger novelas de carácter policial, romanticonas, de autoayuda, de aventuras, etc., etc., etc.

Sexto: Lea la página cultural de periódicos y revistas para informarse de las convocatorias a concursos nacionales o internacionales de novelas.

Séptimo: Tase con cuidado el monto del premio, la promoción, las giras por ferias, la posibilidad de llevar al cine su novela.

Preparación

Entre a su cocina, elija la mejor olla e inicie la cocción de su novela. Cuanto más rápida sea la cocción y deje de concurrir a discotecas, a bares, a hostales, de toda opción sexual o social, y se provoque crisis existenciales, de mentiritas. Su novela ya estará lista para enviarla a un concurso.

Nota: Se recomienda entrar en contacto directo o indirecto con los miembros del jurado para asegurarse el premio.

José Caro ha tomado esta receta del libro clandestino de Oswaldo Reynoso que una noche cervecera en el Bar Queirolo con Maynor Freire, Miguel Angel, Aníbal Portocarrero, Alexandra Tenorio se lo robo de un cartapacio que Oswaldo dejó olvidado.

Oswaldo Reynoso Díaz.